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lunes, 29 de octubre de 2012

SLOW FOOD

Slow food es una asociación internacional creada en 1986 por el italiano Carlo Petrini, cuya cuna está en Bra, zona famosa por sus vinos, su trufa blanca, sus quesos y su carne de oveja y cordero. Agobiado por la industrialización y la comida rápida, Petrini decidió crear este movimiento en busca de una vida sin prisas y el disfrute de la gastronomía. A día de hoy, la asociación tiene sedes en Italia, Alemania, Suiza, Estados Unidos, Francia y Japón y sus más de 100.000 socios se reparten en hasta 122 países del mundo, incluyendo España.

Se trata de una organización sin ánimo de lucro: lo obtenido de sus actividades se invierte en otras actividades relacionadas con los fines que ha establecido la asociación. Para autofinanciarse, Slow Food se vale de dos sociedades:

-      Slow Food Promozione, que organiza y gestiona los grandes eventos y la captación de fondos de las cuotas de asociado.

-      Slow Foof Editore, que se encarga básicamente del aspecto editorial (libros, revistas y noticias).

Slow food está a favor de los principios que defiende la agricultura orgánica y trabaja para garantizar que sea tradicional, segura, natural y dé como lugar cosechas de gran calidad. Esto no quiere decir que se oponga a la investigación con transgénicos, pero sí es contraria a la plantación comercial de cultivos genéticamente manipulados, ya que considera que el ser humano todavía no puede predecir o asumir resultados que pueden resultar una amenaza. Así, defiende que todos los productos que contienen ingredientes manipulados genéticamente  deberían estar minuciosamente etiquetados.

Slow Food también da importancia a la diversidad de las recetas y los sabores, a la cocina local, a reconocer la variedad de los lugares de producción, a respetar el ritmo de las estaciones y a la producción tradicional. Fomenta un modelo de agricultura menos intensivo y más limpio, que respecta las especies vegetales y animales en peligro de extinción y que ofrece perspectivas de desarrollo incluso en las regiones más pobres del planeta.

La filosofía principal del movimiento es la defensa del placer gastronómico y la búsqueda de un ritmo de vida más lento para alcanzar una mejor calidad de vida, dándole también gran importancia a la cultura, el arte, la arquitectura… De esta forma han surgido las Slow Cities, una serie de pueblos y ciudades que buscar aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos, con normas específicas sobre las restricciones de tráfico, las infraestructuras (acordes con la localidad)… y que ante todo defienden los alimentos tradicionales.
 
En el siguiente enlace podemos ver una noticia que habla sobre Slow Food en Galicia, a donde ha llegado también hace unos años esta corriente de protección de productos artesanales.

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