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lunes, 12 de noviembre de 2012

ALIMENTACIÓN EN LA MENOPAUSIA

La menopausia consiste en el cese de la actividad ovárica entre los 45 y los 50 años, con lo que se produce un déficit de estrógenos. La mujer pierde su capacidad reproductiva y deja de tener la menstruación. Pueden darse irritabilidad y nerviosismo y se producen una serie de cambios metabólicos como el aumento da la cantidad de grasa a nivel abdominal, el aumento de colesterol LDL y de la presión arterial… que en consecuencia aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. También hay cambios en el metabolismo de la glucosa y en el sistema de coagulación. El riesgo de osteoporosis y fracturas óseas también es más grande.
El tratamiento de los síntomas se realiza con sustancias presentes en algunos vegetales, que tienen una función semejante a los de los estrógenos en el organismo, como las isoflavonas de la soja.
Durante la menopausia es más importante que nunca seguir una dieta equilibrada.
-      Las proteínas seguirán aportando los aminoácidos esenciales, aunque un exceso puede dañar el riñón y disminuye la absorción de calcio.
-      Deben consumirse grasas, es decir, ácidos grasos monoinsaturados (como el ácido oleico del aceite de oliva) y poliinstaurados (como el omega 3 del pescado azul y el aceite de soja), encargados de disminuir la concentración en sangre de triglicéridos. Sí deben evitarse ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans, responsables del aumento del colesterol LDL, comúnmente denominado como “colesterol malo”.
-      Se consumirán también hidratos de carbono de absorción lenta, reduciendo la ingesta de azúcares refinados.
-      Tomar calcio (presente en leche y otros productos lácteos), asegurar el aporte de vitamina D (con una exposición moderada al sol y el consumo de alimentos que la contengan), no abusar de la cafeína y realizar ejercicio físico adaptado a la edad, evitarán el descenso de la cantidad de la masa ósea y la osteoporosis.
 
Las necesidades calóricas disminuyen con la edad. Si existe sobrepeso u obesidad hay que reducir las calorías con una dieta ligeramente hipocalórica, para evitar que se pierda masa muscular. Con la hipertensión arterial se debe controlar el consumo de sal, teniendo en cuenta alimentos que puedan contenerlo de forma “disimulada”, como latas, productos precocinados o snacks.

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