Tradicionalmente se conservaban los alimentos con humo, sal, vinagre u otro tipo de plantas antimicrobianas, ya que no existían los aditivos. Con el paso de los años y con la evolución de la vida, la ciencia ha avanzado paralelamente, y así a día de hoy existen numerosos métodos de conservación, menos naturales, como son los conservantes, colorantes y aditivos artificiales que encontramos hoy en día en los alimentos que consumimos.
Llamamos aditivos a todas aquellas sustancias que introducimos en los alimentos para darle un sabor distinto, mantenerlo conservado durante más tiempo, mejorar su aspecto de presentación... entre muchas otras finalidades.
¿Y qué es un conservante?
Un conservante es una sustancia que se le añade a los alimentos para evitar que éstes se pierdan, que aparezca moho o que pierdan el sabor.
A día de hoy, no se conocen realmente el riesgo o las consecuencias que producen sobre nuestro organismo, ya que no existe ningún estudio científico que avale la teoría que "los conservantes son perjudiciales para la salud de las personas", pero cada vez son más las asociaciones que indagan sobre estos productos y sus publicaciones no dejan en buen lugar a los mencionados conservantes.
Por ello, los conservantes considerados como los más peligrosos son:
- Benzoato de sodio: Impide el crecimiento de bacterias y hongos, pero se considera perjudicial para la salud, de hecho la industria de Coca-Cola ha prometido eliminar el uso de este elemento en sus productos. El benzoato de sodio también se mezcla con la vitamina C formando un compuesto químico llamado benceno, un cancerígeno conocido.
- Nitrato de sodio (E-251), Nitrito de sodio (E-250), Nitrato de Potasio (E-252) y Nitrato de Potasio (E-249): Estes conservantes se utilizan en las carnes y embutidos para conservar el color y sabor. Se asocia con la destrucción de glóbulos rojos, pudiendo provocar accidentes vasculares.
- Sulfito (E-226, E-227): Se encuentran en frutas y vinos. Su función es prevenir el crecimiento de las bacterias y la fermentación. Las reacciones secundarias que provocan son alergias, y en raras ocasiones, este tipo de reacción puede ser muy severa. También pueden producir asma e irritación digestiva.
- BHA y BHT (E-320, E-321): Estos compuestos preservan las grasas y evitan la putrefacción. Las reacciones secundarias son la hiperactividad, asma, dermatitis, urticaria e incluso tumores
- Olestra: Se trata de un sustituto de la grasa con base lipídica; se sabe que causa dolor abdominal, problemas gastrointestinales, e inhibe la absorción de vitaminas importantes.
- Propilgalato: Se utiliza para impedir que tanto las grasas como los aceites se pierdan. Normalmente se utilizan junto con el BHA y BHT. Se puede encontrar en productos de la carne, sopa de pollo y también chicles. No se ha probado que el propilgalato sea cancerígeno, pero estudios realizados con animales han indicado que podría haber una relación entre su uso y el cáncer.
Normalmente, los productos que vienen en un paquete sellado al vacío, en una bolsa, o en una lata, es muy probable que contengan uno o más conservantes.
Por lo tanto, los hábitos más recomendables son consumir elementos naturales evitando todo tipo de aditivos y conservantes.
En este enlace podréis comprobar numerosos conservantes, colorantes, espesadores, etc. que son perjudiciales:
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