La contaminación y adulteración de los alimentos es uno de los grandes retos a los que se tienen que enfrentar las organizaciones estatales y mundiales que se encargan de cuidar la higiene alimentaria y de la salud de los contaminantes.
Cada vez más, los alimentos antes de ser ingeridos por el consumidor pasan por una serie de procesos y manipulaciones industriales que, en casi la totalidad de las ocasiones, añaden al alimento sustancias químicas conocidas como "aditivos" y que en entradas anteriores ya se ha hablado de ellos, y que como hemos visto presentan efectos nocivos para el organismo humano en un periodo de tiempo más o menos largo.
A la vez, y debido a los sistemas de producción primarios de los alimentos éstos están con frecuencia contaminados con sustancias empleadas en la agricultura y ganadería como preventivos de enfermedades y plagas de sus cultivos, o también los mecanismos para el engorde de los animales.
La contaminación biológica también es causa de intoxicaciones y toxiinfecciones alimentarias, que suelen afectar con diferente grado de intensidad y gravedad a pequeñas colectividades (banquetes, comedores de empresas, colegios...)
Contaminación biológica:
Los animales enfermos, el riego de vegetales con aguas contaminantes, la manipulación de alimentos por personas con las manos sucias o que padezcan algún tipo de enfermedad contagiosa, el transporte y mantenimiento antihigiénico con la consecuente contaminación a cargo de roedores, artrópodos, insectos y otros animales, las conservas caseras caseras no efectuadas con cuidado y mal controladas, los recipientes sucios o previamente contaminados, son fuentes de contaminación y enfermedades, pues es muy fácil contaminar los alimentos con microorganismos patógenos o toxinas procedentes de estos microorganismos.
Hay muchas enfermedades que pueden transmitirse a través de los alimentos: cólera, disentería, salmonellosis, gastroenteritis, difteria, carbunco, botulismo, estafilocofias, toxoplasmosis y otras muchas más. Afortunadamente, las toxiinfecciones alimentarias han descendido mucho gracias a las medidas higiénicas en la elaboración de los productos alimentarios (pasteurizaciones, esterilizaciones, lucha contra roedores, radiaciones ultravioletas, etc).
Los alimentos que encontramos más contaminados habitualmente son las carnes y sus derivados, la leche y sus derivados, los huevos, las frutas y verduras, pescados moluscos y crustáceos.
Por ello, es necesario que, además de las medidas adoptadas por los organismos oficiales competentes y por las industrias y establecimientos, sean los propios consumidores quienes contribuyamos a la no producción de las toxiinfeciones.
Es conveniente hervir la leche, cocer los moluscos, no consumir latas ni conservas que las ser destapadas den la sensación de haber acumulado gas en su interior, ni las que estén abombadas ni oxidadas, tampoco las latas que sean viejas o hayan superado la fecha de caducidad; debemos conservar los alimentos en el frigorífico si se van a consumir en un tiempo relativamente corto, o en el congelador si este tiempo es largo.
Contaminación química:
Se considera contaminante químico a toda aquella sustancia que se incorpora al alimento durante su producción, elaboración o transporte, pudiendo ser orgánica o inorgánica y cuyo origen radica en la contaminación ambiental o en el intento de preservar e incrementar las "materias primarias" de las que se obtienen los alimentos.
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