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jueves, 15 de noviembre de 2012

Los subproductos animales

Los denominados subproductos animales, como el queso, el huevo y sus derivados, aseguran a las personas vegetarianas que los consumen, un correcto aporte de proteínas en su dieta.
Para su consumo, sin embargo, hay que tener muy en cuenta dos condiciones: el origen de estos productos (alimentación y tratamiento de los animales) y la moderación, pues su ingestión en exceso puede ser perjudicial.


Mantequilla y la crema: Estos dos productos son elementos
derivados de la leche; son importantes por las materias grasas que contienen. A las personas que no consumen leche, estos productos les aportan no solamente una parte apreciable de lípidos, sino vitaminas liposolubles, E y D, y una gran cantidad de vitamina A. Es preferible el uso de guisos de aceite de oliva, ya que es más saludable que la mantequilla, ya que no genera colesterol. La mantequilla aporta 7000 calorías por cada 100 gramos.
La crema es un elemento de acompañamiento, es la base de multitud de salsas, que puede utilizarse con moderación en concina; cuentan con gran cantidad de lípidos.

Los huevos: Son un alimento rico y particularmente bien equilibrado. Su albúmina contiene todos los aminoácidos indispensables para el organismo.

Cien gramos de huevo presentan 162 calorías, que contienen: agua 74g, prótidos 12%, lípidos 11,5%, glúcidos 0,7%, sales minerales: 195mg de azufre, 200mg de fósforo, 130 mg de sodio, 140mg de potasio, 11 mg de magnesio, 55mg de calcio, 2,8mg de hierro, 1,5mg de zinc, 0,16mg de cobre, 0,04mg de magnesio y 0,02 mg de yodo.
Contiene además una gran cantidad de vitaminas importantes, por lo que se convierte en un alimento por excelencia.




Los quesos: Este alimento contiene gran proporción de prótidos de origen animal, por lo que no podemos abusar de su consumo. Algunos quesos son ricos además de prótidos, en materia grasa, como es el caso del queso Camembert, y pobre en hidratos de carbono;  generalmente también contienen sales minerales en abundancia, sobre todo calcio y fósforo. Los quesos como el gruyere son más ricos en materias grasas, pero más pobres en hidratos de carbono y sales minerales.
La principal vitamina común a todos ellos es la B2. El queso parmesano, por ejemplo, contiene mucha vitamina A y es pobre en D y E.


La leche: Es un alimento de primer orden, sobre todo si lo consumimos en cantidades razonables. La leche es rica en aminoácidos, con una gran proporción de prótidos del 3,5%; abundantes glúcidos, sales minerales (calcio, fósforo y potasio) y vitaminas A, B1, B2, D y E. Su contenido en lípidos se sitúa alrededor del 4% y en el caso de los hidratos de carbono, alrededor del 5%.
Los yogures sin embargo, son más digestivos que la leche cruda, debido a su fermentación. Se ha llegado a decir que, en los países en los cuales se consume mayoritariamente yogurt y de forma regular, las personas poseen una esperanza de vida superior.


La miel: Es un alimento pobre en prótidos, que no contiene materias grasas. Sin embargo su contenido en hidratos de carbono es muy elevado, alrededor del 80%, por lo que se considera un alimento enormemente energético (más de 300 calorías por cada 100 gramos). Por otra parte, la miel aporta muy pocas sales minerales y vitaminas.
Es un alimento que favorece en la digestión, y los azúcares que contiene son directamente asimilados por el organismo.

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