La anorexia es
un trastorno alimenticio que se caracteriza por el miedo del paciente a
aumentar de peso. Suele afectar más a mujeres (especialmente adolescentes),
pero últimamente es frecuente también en los hombres; cabe destacar que se
trata de una enfermedad cuya progresión aumenta exponencialmente en los países
industrializados. Las personas anoréxicas poseen una imagen muy distorsionada
de si mismas, altamente negativa. Su afán por seguir como los cánones de belleza
que marca la sociedad actual genera una obsesión que permanece incluso cuando
el peso disminuye por debajo de lo normal o incluso de lo que dicta la moda.
Para lograr sus
objetivos, ingieren la mínima cantidad de alimentos, realizan deporte en exceso
y se pesan continuamente, preocupados por la cifra que la báscula pueda mostrar.
Estos síntomas pueden llegar para señalar a un anoréxico a ojos de los demás. Si
no se observa a tiempo, puede llegar a ser una afección mortal.
La anorexia
produce otros efectos visibles: ausencia de la menstruación (en mujeres),
irritabilidad, depresión, tendencia a la hiperactividad, piel fina, pérdida de
cabello y uñas, sensibilidad extrema al frío (a menor peso, menos calorías para
hacerle frente)… y otros problemas añadidos al estado de malnutrición. Deshidratación,
convulsiones, confusión, fallos cardíacos/tiroideos/hepáticos, pérdida de masa
ósea y muscular… deben detectarse mediante pruebas médicas (electrocardiograma,
analíticas y otros exámenes) en el momento en el que el paciente llega al
centro sanitario. Las pruebas también sirven para ratificar el diagnóstico y
eliminar la posibilidad de que se trate de otra enfermedad con la misma
sintomatología.
La complicación
viene porque habitualmente, a pesar de la evidencia del trastorno, el ingreso
sólo se produce cuando la afección es grave: en este caso puede haber que
proceder a la hospitalización. Los objetivos del tratamiento son restaurar el
estado de salud y unos hábitos corrientes para lograr el peso corporal normal. En
muchas ocasiones, aunque se cure, la anorexia vuelve a aparecer. Los
profesionales de la salud implicados en la recuperación son médicas/os,
enfermeras/os, nutricionistas y psicólogos.
La anorexia supone
un problema que parte del bombardeo mediático de las revistas, la tele,
internet… En ellos se muestran cantantes, actrices y modelos, sobre todo, que
parecen ser bellas a ojos de todo el mundo, con una imagen escuálida y semi-andrógina
que roza lo patológico. Ricas, poderosas y bellas: son el espejo en el que se
miran las nuevas generaciones, que creen que para alcanzar un éxito similar
deben presentar la misma imagen. La industria se ha contaminado de esta tendencia,
creando tallas en las que no se admite ni un quilo de más, que obligan a los
jóvenes a controlar su peso para “ser como los demás”. En ocasiones, las burlas
de compañeros, experiencias traumáticas o el miedo a no cumplir las
expectativas, pueden ser también las que desencadenen este trastorno. Lo
fundamental es reforzar la autoestima de los adolescentes, para evitar llegar a
esos extremos, y fomentar una imagen saludable en los medios.
Actrices como
Sofía Vergara y Christina Hendriks deberían ser un ejemplo a seguir. Lucen sus
cuerpos hermosos y curvilíneos sin complejos, orgullosas de ser distintas a las
demás en su campo.
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