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martes, 6 de noviembre de 2012

Los peligros de la hiperhidratación

El agua ayuda a casi todas las funciones del cuerpo humano. Considerando que nuestro cuerpo es casi 2/3 agua, entender el rol importante del agua en el cuerpo puede ser fuente de salud. Entre otras muchas propiedades, el agua ayuda a regular la temperatura corporal, ayuda a la digestión y elemina las toxinas del organismo. Del mismo modo contribuye a que la piel luzca turgente y disminuye el riesgo de padecer enfermedades de la vejiga.
Es por eso que debemos beber, como mínimo, un litro de agua diario, pero nunca más de tres.
Gráfico propiedad de los autores del blog



Los excesos nunca son buenos, ni siquiera a la hora de beber agua. Es más, este problema tiene un nombre: potomanía, que puede ser síntoma de un desequilibrio psiquiátrico. Detrás de él se esconde un trastorno relativamente desconocido, que consiste en ingerir agua en cantidades excesivas, de manera compulsiva y sin sentir sed.

Muchas personas, principalmente mujeres, convencidas de los beneficios de la ingesta de líquidos (en muchas ocasiones para adelgazar) no dudan en tomar más de tres litros de agua al día, lo que tampoco es beneficioso y puede tener consecuencias graves. ¿El motivo? Afecta al funcionamiento de los riñones a los que obliga a trabajar en exceso, a la composición de la sangre y al equilibrio de fluidos en el cuerpo, por lo que puede generar serios trastornos.
Y es que el exceso de agua en el organismo ocasiona que los minerales como el potasio, sodio y magnesio se diluyan rápidamente en el torrente sanguíneo, ocasionando cansancio, calambres y pérdida de agilidad mental. 
El cerebro altera su funcionamiento cuando no encuentra niveles adecuados de sodio en el torrente sanguíneo. Los principales síntomas relacionados con este déficit son los vómitos, nauseas, dolor de cabeza, convulsiones, parálisis y desequilibrio mineral en el organismo. Este déficit de sodio también afecta al riñón, modificando su funcionamiento.
Cuando el nivel de sodio varía en sangre, el del potasio lo hace de la misma manera, llegando a casos graves como ataques cardíacos sorpresivos y mortales.

El consumo de agua diario depende del gasto de esta misma para el organismo y diversos factores como el clima, la humedad, altitud, edad, constitución física, edad y actividad diaria. La necesidad de agua es individual para cada organismo. Un atleta maratonista no consume la misma cantidad de agua que consume un boxeador, tenista o cualquier otro deportista. El sudor, una alimentación muy salada, vómitos, diarreas o infecciones diversas acompañadas de fiebre, aumentan las necesidades normales de agua.
Es por ello que la concentración de agua está equilibrada cuando se compensan las pérdidas diarias, y para ello, las personas sanas, con un funcionamiento normal de los riñones y que no transpiren excesivamente, es aconsejable que beban al menos un litro y medio de líquido cada día, pero nunca sobrepasar los 3 litros. De esta manera, se consigue mantener en equilibrio el volumen sanguíneo y la concentración de las sales minerales disueltas en sangre.

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