Algunas
personas creen que para bajar su peso tienen que dejar de comer; no saben que
en realidad el método más efectivo es el de equilibrar las comidas. La clave
para mantener una alimentación saludable es repartir la ingesta de nutrientes
en 5 ingestas diarias, entre las que se encuentra la merienda. La merienda no
sólo es, como creen algunas personas, una forma de ocupar a los niños para que
no estén aburridos. Se considera además una comida poco relevante, por lo que
suele ser la primera que se elimina de nuestra dieta; sin embargo, sus
beneficios son para todos.
Nuestro
organismo necesita un aporte continuado de glucosa para que el cerebro funcione
correctamente. La merienda restablece la energía que necesitamos para hacer
multitud de actividades que requieren un esfuerzo físico y mental antes de
acostarnos. Además, nos ayuda a llegar con menos hambre a la cena, calmando el
apetito y evitando el “picoteo”
La
merienda ideal debe incluir alimentos variados y ricos en nutrientes
(vitaminas, minerales, proteínas y fibra), como frutas, lácteos, frutos secos y
cereales. Han de evitarse alimentos con elevado aporte de grasas saturadas y
azúcares que favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares, diabetes
y otras patologías. Es decir, debe ser sana y realizarse en un horario
apropiado. No debe interferir en la digestión de la comida del mediodía ni de
la cena, por lo que debe estar lo suficientemente alejada de ambas. Tampoco
debe ser demasiado copiosa, porque consistiría en un exceso de calorías y nos
quitaría el hambre para la cena.
La
denominada “merienda-cena” es una opción aceptable si se toma ocasionalmente,
incluyendo la cantidad suficiente y variada de alimentos.
Aunque
es beneficiosa para todos, la merienda favorece principalmente a ciertos grupos
específicos como:
- Niños
y adolescentes: su alimentación debe ser equilibrada y sana para asegurar los
nutrientes necesarios. La merienda es importante es este grupo porque su
organismo no esta preparado para estar muchas horas sin comer.
- Embarazadas
y madres que están dando el pecho: sus necesidades nutricionales se ven
aumentadas.
-
Ancianos:
repartir las ingestas en varias de menor tamaño evita digestiones lentas y
pesadas.
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