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viernes, 2 de noviembre de 2012

EL BRÉCOL

El brécol es una planta similar a la coliflor, con un sabor más suave, que se cosecha en los meses de invierno y primavera; ésa es la mejor época del año para consumirlo, aunque actualmente puede adquirirse brécol en todas las estaciones. El brécol puede conservarse incluso congelado, para lo cual antes ha de escaldarse.
Imagen de brécol
Su cabeza tiene forma irregular, su tallo es firme y su color, verde oscuro o verde azulado, nos indica que se encuentra en buen estado. Debemos rechazar aquellas piezas que sean blandas y amarillentas.
El componente mayoritario de esta verdura es agua, lo que le confiere una importante acción diurética; en esto también ayudan su alto contenido en potasio y bajo en sodio. Este efecto reduce la hipertensión y la retención de líquidos y con la orina se eliminan además sustancias de desecho disueltas, lo que beneficia a personas con tendencia a tener cálculos renales o mucha cantidad de ácido úrico. Su alto contenido en fibra le aporta propiedades laxantes y crea sensación de plenitud al ingerirla. Por todo esto, y por su baja cantidad de calorías, es una verdura muy usada para dietas.
Pero esto no es beneficioso para todo el mundo, pues la fibra y los compuestos de azufre que contiene provocan flatulencia en algunas personas e incluso dificultades para digerirlo. Los compuestos de azufre también se contraindican para personas con problemas renales, ya que irritan el riñón.
El brécol también puede tener efectos adversos a niveles más amplios: masticar el brécol crudo favorece la liberación de ciertas substancias que bloquean la absorción de yodo, indispensable para el funcionamiento de la glándula tiroides, responsable de producir hormonas que intervienen en numerosas funciones metabólicas.
El brécol es una fuente maravillosa de antioxidantes, encargados de bloquear los radicales libres que se van generando a lo largo de la vida y que son los causantes de efectos negativos en la salud al alterar moléculas tan importantes como el ADN. Bajos niveles de antioxidantes se relacionan con riesgo de cáncer y enfermedades degenerativas. El brécol en si se considera entonces como protector frente a varios tipos de cáncer (pulmón, próstata, estómago, hígado colon…) debido a su gran cantidad de vitamina C y E, betacarotenos y unas substancias llamadas fitoquímicos. Dentro de este grupo está la quercetina, que actúa como antinflamatorio y que parece disminuir el crecimiento de algunos tumores.
Es importante decir que el brécol cocido conserva bien sus antioxidantes.
El brécol posee una cantidad elevada de vitamina C, betacarotenos y vitamina E y vitamina B1.
Los betacarotenos son unos pigmentos de los vegetales que dentro de nuestro organismo pueden transformarse en vitamina A si así  se necesita.
La vitamina A es importante para el desarrollo del sistema nervioso y de la vista y participa en la formación de ciertas enzimas en el hígado, así como de hormonas sexuales y suprarrenales. También tiene acción antioxidante.
La vitamina C participa en la formación de colágeno, huesos, dientes… favorece la resistencia a infecciones y la absorción de ciertos nutrientes en el organismo, como el hierro.
Tanto los betacarotenos como la vitamina C ayudan al buen funcionamiento del sistema inmune y previenen enfermedades degenerativas y cardiovasculares.
La luteína, de la familia de los carotenos, es abundante en diferentes partes del ojo humano y actúa como protector de las cataratas en edad avanzada.
Finalmente es importante señalar que el brécol contiene minerales importantes para la transmisión de los impulsos nerviosos y el funcionamiento de los músculos, como calcio, zinc, magnesio,  fósforo, hierro…
 
 

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