La incidencia de esta enfermedad varía desde un 0,3 % en los Estados Unidos y Europa, hasta un 10 % de los varones adultos maioríes. El aumento del consumo de proteínas de los países desarrollados trae consigo un aumento de la incidencia de esta enfermedad.
La gota afecta casi de forma exclusiva a los varones adultos, aunque las mujeres también la padecen pero en menor proporción y su aparición suele ser después de la menopausia.
Dietas para los gotosos:
La dieta para la gota no es curativa, aunque la supresión de alcohol y una dieta adelgazante en las personas con sobrepeso han dado resultados positivos, pero esta dieta siempre debe estar prescrita por un médico.
La función principal de esta dieta es evitar el empeoramiento del cuadro clínico de la persona que padece la enfermedad. Al disminuir el aporte de ácido úrico de la dieta, su acumulación será menor.
La dieta se basa en un aporte nutritivo equilibrado, con las calorías normales y con la restricción de alimentos ricos en ácido úrico, moderado consumo de alimentos que contienen cantidades significativas de la misma sustancias y consumo libre de aquellos alimentos libres de ácido úrico.
Ente los alimentos prohibidos encontramos la gallina de Guinea, los extractos de carne, vísceras, sardinas, boquerones, mejillones y almejas, anchoas, bebidas alcohólicas entre algunos otros.
Si el gotoso padece también cálculos renales, hay que añadir a la lista anterior la naranja, fresas, albaquicoques, apio, tomate, zanahorias, remolacha y rábano. Sin embargo, si no hay asociación de cálculos renales y gota, estos alimentos pueden ser consumidos.
Entre los alimentos de consumo moderado encontramos las almendras, nueces, avellanas, aceitunas, lentejas, habas y garbanzos. También los pescados como la caballa, bacalao, lenguado, merluza, trucha, salmón ahumado, lubina y carpa; los mariscos como la langosta y los langostinos; los quesos grasos, nata, mantequilla y margarina; la mayonesa, grasas y aceitunas de cocinar; la carne de los animales de caza, ternera, buey, cabrito, pavo y gallina; los embutidos, cordero, etc.
Y por último, los alimentos que se pueden consumir libremente son: jamón dulce, callos, conejo, ganso, pollo, huevos y cordero lechal; cualquier tipo de fruta; agua mineral, té y café; leche, yogurt y quesos no grasos o semigrasos; mermeladas, miel, pasteles, dulces, galletas y bollos, azúcar, helados; pan, pastas alimenticias, arroz, espárragos, patatas, pepino, acelgas, tomates, coliflor guisantes; entre los pescados que se pueden consumir tenemos el atún, mero, salmón, merluza, dorada y rape; entre los mariscos encontramos las gambas, las cigalas, ostras, caviar, calamar y otros.
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