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jueves, 1 de noviembre de 2012

CENA LIGERA


“Desayuna como un rey, come como un príncipe, cena como un mendigo”

Esta frase resume a la perfección la necesidad de tomar cenas ligeras que tan por alto pasamos la mayoría de las veces las personas, especialmente en esta región. Comer ligero no quiere decir comer mal. Una cena ligera debe ser eso, “ligera” para su fácil digestión, pero aun así debe aportarnos los nutrientes necesarios para la actividad de nuestro organismo durante el sueño. La última comida del día debe aportar sólo alrededor del 30 % de las calorías que consumidas por el día, incluyendo verdura, hidratos de carbono en su justa cantidad y proteínas.

Durante la noche no realizamos ni de lejos la misma actividad física por el día, por lo que no está recomendado tomar grasas, ya que no se consumirán. Debemos evitar alimentos precocinados y rebozados, embutidos, verduras indigestas y también una elevada cantidad de fruta, por su alto contenido en azúcar.

La noche es el momento de que nuestro cerebro descanse y, por ello, no debemos tomar sustancias que lo estimulen. Con este paso clave, descansaremos mejor.

Como ya dije antes, la cena es un buen momento para tomar las proteínas necesarias del día. Pescados (a la plancha, cocidos o al vapor), huevos… acompañados de verduras y hortalizas, no sólo son una buena opción para quien busque adelgazar, sino que ayudan al organismo en la reconstrucción de nuestras propias proteínas y dejan disponibles aminoácidos para fabricar enzimas y hormonas.

Lo importante es no dejar de cenar (lo que sería más perjudicial para nuestro organismo) y de ser posible hacerlo dos horas antes de acostarse.

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